domingo, 4 de agosto de 2013

Los besos de la justicia (De Mónica Soledad Duarte)


Es un lugar donde dentro la gente visita, muchas veces sin querer
Por cosas de la vida se pelean por un derecho o en busca de justicia,
Donde brindan servicio algunos idóneos, otros, tal vez sin merecer
O de los letrados que pisotean la sabiduría y se escudan en astucia.

Es el mal llamado “Palacio de Justicia” de Coronel Oviedo de mi Paraguay
Donde en otrora se tenía el histórico mercado con varios productos
Hoy un gran edificio, un parque y un caminero adornan el lugar
para eventos culturales y de diversión ha servido como usufructo.

Su jardín, sus asientos cómodos y las escenas diarios me inspiran un verso
Un lugar de encuentro de parejas juveniles o de adultos, con o sin procesos.
Descubren en abrazos una forma sutil de eludir el sistema judicial perverso
Y es mas placentero todo, discutirlo callado y bonito con besos

Los asientos, algunos de piedra,  otros de madera,  del llamado “palacio”
Son testigos de los besos de personas, sin tener en cuenta clases ni prestigios
Qué importa si miran,  si el romance acierta y contagia en un espacio
Para olvidar tabúes, dimes y diretes, malos ratos o tal vez los litigios.

Adentro es hostil, lleno de papeles e historias ásperas en los expedientes
Abundan escritos,  razones de discordia e inentendibles resoluciones
Afuera es distinto,  el amor es oral, armonioso y explícito a los transeúntes
Y transforman todo en contactos como hermosa forma de tomar decisiones

Hoy quiero dejar de lado la balanza,  la diosa astrea o la corrupción judicial
Es lindo escribir, dar una pausa hermosa y describir alrededor del frío edificio 
El espectáculo cotidiano, los momentos lindos y olvidar un rato la vida formal
De amar sin leyes, sin escrúpulos, sentir los besos de la justicia y perder el juicio.