lunes, 31 de octubre de 2011
La historia no puede ser motivo de distritación de la Colonia Blas Garay
En forma personal, me cupo escribir la historia de la ciudad de Coronel Oviedo y fuera de todo fanatismo ovetense, respetando a los grandes hombres y mujeres de esa parte de la comunidad que quiero tanto y mi humilde experiencia al haber visto archivos, datos, registros, entrevistas sobre diversos aspectos del pueblo en su conjunto, sin sectarismos de este u otro lugar.
En forma personal, me cupo escribir la historia de la ciudad de Coronel Oviedo y fuera de todo fanatismo ovetense, respetando a los grandes hombres y mujeres de esa parte de la comunidad que quiero tanto y mi humilde experiencia al haber visto archivos, datos, registros, entrevistas sobre diversos aspectos del pueblo en su conjunto, sin sectarismos de este u otro lugar.
El pedido de distritación de la Colonia Blas Garay, hoy parte de Coronel Oviedo por parte de los pobladores, con la petición de una diputada del departamento, hace de que los ovetenses- y caaguaceños del casco urbano, y sus autoridades se molesten porque eso restaría no sólo territorialmente, sino económica y políticamente a la comunidad, atendiendo a que estaría llevando inclusive la Colonia Montanaro y sus compañías y otras muy importantes de la capital del trabajo y algunas de Caaguazú.
Erróneamente la diputada proyectista presentó como BLAS A. GARAY (pues se llama BLAS MANUEL GARAY y su hermano es EUGENIO ALEJANDRINO GARAY, o sea éste sí es EUGENIO A. GARAY)y hace una referencia económica de ingresos posibles en la zona.
Es de señalar que Blas Garay, es una de las cinco grandes Colonias de Coronel Oviedo (los demás son AGUAPETY, MONTANARO, GENARO ROMERO Y SAN ANTONIO) y tiene 13 de las 76 compañías de las mismas, y se ha caracterizado por la organización campesina y unos pocos han pertenecido a las Ligas Agrarias Cristianas que lucharon a favor del sector en el régimen stronista y su empuje se debió en gran parte del influjo de la formación salesiana gracias al Colegio Carlos Pfannl, la Cooperativa Coronel Oviedo y la asociación de los mismos, volviéndola pujante.
Hoy quieren independizarse por algunas razones como son: 1) El sentimiento de arraigo de los que habitan esa zona que se nota sociológicamente habiendo un sentido de comunidad y respeto; 2) El trabajo pujante que lo convierte en una de las zonas con mayor producción fructi-hortícola de la región, y en algún momento fue para el país; 3) La gran cantidad de profesionales que cuenta y el movimiento económico de los mismos; 4) La falta de prioridades en la inversión de las autoridades municipales y nacionales y sin el acompañamiento de los mismos en los proyectos que para ellos son prioritarios, como falta de caminos, apoyo a sus productores, deficiencia en la salud, etc.; y, 5) Mencionan una razón histórica, que Blas Garay tenía sus límites desde Calle Hovy, hasta Arroyo Guazú (hasta Montanaro inclusive, según los proyectistas) por la que desean recuperar la historia con el territorio con la distritación.
Respeto todas sus razones, que considero motivos valederos, pero no suficientes para dividir y disiento totalmente en la razón que conceptualizan como “sentido histórico tomando sólo en un sentido territorial”, porque consideran que la “ciudad” propiamente dicho, le ha arrancado su territorio, sin embargo, Coronel Oviedo fue fundado en 1758 y la Colonia recién se ha formado en la década de los 60 y es parte de la comunidad, de la historia de Coronel Oviedo. Igualmente no pueden argumentar la historia propia de sus habitantes tomando en cuenta “nuestro territorio” porque al aislarse no aumentaría ni mejoraría de ninguna manera la memoria, o sea, no serán más importantes históricamente me refiero, sólo por dividirse, y lógicamente el sentido de pertenencia a Blas Garay lo tienen sólo sus pobladores, desde Calle San Pedro para adentro, hasta su límite con Troche.
Otro motivo esencial para desvirtuar la historia como territorio, es por el ESPACIO FISICO DE LA COLONIA BLAS GARAY porque, si bien es cierto según el plano de delimitación del INDERT, a los efectos territoriales abarca la COLONIA BLAS GARAY, hasta hoy, Calle 1, Calle 1, 80, Calle 2, Calle 2 i, Calle 3, Calle 4, Calle 5, Calle San Pedro, Calle San Pablo, Karaguatay mí, Santa María i, Potrero Margarita, Potrero Ubaldina, y se suman al plano administrativo Calle Hovy, en el lugar conocido como Kurusu Moroti (que según un Decreto-Ley del año 2010 forma parte del ejido municipal) pero esta delimitación de Blas Garay a los efectos de la división de colonias, jamás abarcó la COLONIA MONTANARO, (que se llamaba PABLITO CUE, porque el primer poblador al hacer camino empezó a poblar) y quieren confundir en el proyecto aduciendo en la fundamentación una intención de recuperación del territorio que dicha Colonia, es decir, Montanaro, era de Blas Garay, lo cuál no se ajusta a la verdad, porque la Colonia Montanaro siempre fue tal y ha sido parte de la antigua Colonia R.I. 3 Corrales, hoy distrito.
Tampoco se ha recurrido a la intención de los pobladores de la Colonia MONTANARO si desean desprenderse de Coronel Oviedo ni las otras compañías de la ciudad de Caaguazú que tienen un fanatismo único a la capital de la madera, si quieren ser "blasgaraiense" o "blasgarareño" según sea el gentilicio que será utilizado.
A las razones citadas, puede señalarse igualmente que BLAS GARAY cuenta en todas las compañías de la Colonia con cerca de 5.000 habitantes, pero no con 23.000 que se formula en el proyecto de Ley, salvo las futuras compañías que intentan incluir SIN EL CONSENTIMIENTO DE SUS HABITANTES el futuro distrito, y de ninguna manera se puede erigir una comunidad con esta cantidad de habitantes.
Existen otras limitaciones al proyecto de manera comercial, pues la gran mayoría de los oriundos del lugar vienen a comprar de Coronel Oviedo, boutique, centros comerciales, laboratorios médicos, centros de salud, centros de capacitación, cooperativas, bancos, transporte, etc., lo que en otros distritos recientemente erigidos ya se contaban con estas facilidades para poder reclamar una división.
En conclusón, no puede utilizarse la historia desde el punto de vista territorial para dividirse, porque si así fuese, Coronel Oviedo tendría que recuperar a las comunidades distritadas como lo son NUEVA LONDRES Y R.I. 3 CORRALES y LA PASTORA (una parte fue de Nueva Londres) que sí formaron parte de la comunidad.
Jurídicamente no es recomendable crear distritos
Desde mi profesión de abogada resulta igualmente poco alentador la distritación de Blas Garay, porque en los Registros Públicos, o el Servicio Nacional de Catastro, es parte de Coronel Oviedo, y al crear un nuevo distrito se produce realmente un caos burocrático para las inscripciones.
Esta situación se ha visto de inmuebles o títulos de LA PASTORA, por ejemplo, que abarca NUEVA LONDRES, CARAGUATAY-MI y CORONEL OVIEDO que sus inscripciones tardan meses. Además desde el punto de vista de la georeferencia y la ubicación satelital y los programas de tecnologías (google earts o maps).
Asimismo, no se puede crear municipios por crear, como el error que se ha cometido en varios en el país, evitando citar para evitar comparaciones, donde no existe la preparación de líderes para ocupar los cargos y han tenido innumerables inconvenientes en sus rendiciones de cuentas que inclusive dejaron de recibir las compensaciones por royalties de ITAIPU, al no estar preparados jurídicamente o no haber cumplido requerimientos contables, siendo la creación de distritos errores de los parlamentarios, que a veces cometen y en vez de avanzar retroceden al no ser incluidos dentro de los megaproyectos.
La necesidad de protagonismo político con la división
Resulta fundamental, que sus pobladores ocupen espacios de poder, por ejemplo concejalías municipales como el caso del concejal Carlos Rodas (PLRA) oriundo de la Colonia Jukyty (o Genaro Romero), que asistan a las audiencias municipales de presentación de proyectos, para presentar proyectos concretos a favor de esa Colonia y también a la Gobernación o entidades privadas como Cooperativas, de producción o universitarias para fomentar el desarrollo del que se sienten huérfanos y forzar el apoyo de los partidos políticos cuyos representantes, estoy segura han motivado la distritación por el hastío de ser visitados sólo para campañas electorales y no para aportar a favor de la población.
Hemos visto que en el sentido del protagonismo tuvieron la representación de la población “blasgarayense” un Senador de la nación, ESTANISLAO MARTINEZ, que desconozco particularmente sus proyectos a favor del presupuesto de inversión para su comunidad, y los ovetenses poco hemos sentido sus intervenciones en las grandes decisiones para la región, al menos no se ha publicitado desde el partido PATRIA QUERIDA, que representó en su momento.
Pero deben ser conscientes además los pobladores, que por un sentido de egoísmo y de desigualdades que se crean ellos mismos con relación a los de la ciudad, no puede ser motivo de división territorial que tal vez los convierte con un sentido de urbanidad pero no de más desarrollo.
En definitiva, los diputados que representan al departamento de Caaguazú y oriundos de Coronel Oviedo, y los que son arribeños y no les importa en absoluto el futuro de esta parte del país, sepan distinguir el sentido populista y la visión de futuro para el bienestar y el progreso, al convertir Colonias en urbes que no pueden sobrellevar sus prioridades dejando de ser partes de una capital departamental y una de las ciudades más grandes e importantes del país.
La historia, los registros públicos y jurídicos, la superación, el liderazgo y el protagonismo son razones para que Blas Garay siga siendo parte de Coronel Oviedo. Es mi opinión.
Mónica Soledad Duarte (Abogada) coutora del libro “RESEÑA HISTORICA DE AJOS-CORONEL OVIEDO con Delio Vera Navarro, y ANTONIO VERA VENIALGO)
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jueves, 4 de agosto de 2011
Un sobre para la calle Sanjust de Coronel Oviedo
No puedo dejar por alto el cambio de las calles en Coronel Oviedo por ocurrencia de las autoridades municipales del periodo anterior. Cambiaron el nombre de la calle Sanjust (que pasaba frente al Cementerio local) y ahora ha denominado a la ex Ayolas basado en que supuestamente es una calle principal y merece más llevar el nombre del fundador de la ciudad, y la otra calle ya no.
Es un argumento poco histórico, poco inteligente y sobre todo sin ningún respeto a los que viven en esa calle, porque Sanjust, igual será importante para la comunidad, al fin y al cabo es su fundador, y le causará mayor o menor prestigio la ubicación.
No se basaron en la cuestión histórica, que me cupo investigar y recuerdo con cariño a la señora IDA ESTIGARRIBIA DE SOTO, que la visité en vida y me explicó (lástima no grabé) que tiene este nombre porque la ciudad se habia trasado desde Nueva Australía y seguia hasta el centro antiguo en sus inicios de fundación hasta llegar a Genaro Romero, definiendo así la ex Colonia 25 de Noviembre, que fuera inicios de Ajos. Entonces esa calle de antaño tenía sentido ese nombre.
Otro motivo es el hecho de que si vive en la ex calle Sanjust, por decir, justamente alguna persona amiga que ha fijado domicilio, y figuraba para toda cuestión postal o particular, por decir sobre la calle Sanjust casi Tuyuti, ahora le llegaría el correo en otra parte, por estúpida ocurrencia de las autoridades, y quién desconoce recorrería a lo largo de Ayolas buscando alguna persona que vivía en Sanjust.
El nombre de una calle define desde google maps o un gps o cualquier sistema de ubicación, además si está fijado debe respetarse, al igual que la numeración de las calles, solares, manzanas, lotes etc. pues es importante RENOMBRAR pero no se puede cambiar la ubicación sin ningún sentido histórico y por respeto a la ciudadanía, debiendo medir la consecuencia de lo que hace.
En la boleta de la ANDE figura un nombre, el de COPACO otro nombre, el de ESSAP otro nombre, no sólo en esta calle sino en muchas otras y parece un chiste mucha gente de nuestra ciudad no ubica ni las calles paralelas al centro comercial num. 1 o el popular mercado.
Solo para referenciar, vivo en un barrio donde en sus inicios tenia nombre de fechas, 12 de agosto, 11 de octubre, cualquier cosa, y que idea poco original dicho sea de paso de las autoridades de poner nombres de fechas a todos en Paraguay!.... que para un extranjero en vez de avanzar en números parecería que vaya en un túnel del tiempo.
Finalmente, antes de elegir a autoridades municipales llevemos en cuenta la formación cultural, porque cada decisión que se toma influye en la seriedad de una ciudad que tiene "cero" conocimiento histórico, que a veces una anécdota se considera parte de la historía, mientras que "el relato de acontecimientos importantes" es desconocido por sus autoridades.
Tengo un sobre para la calle Sanjust de Coronel Oviedo, me indican donde llevo?
(Foto de Barreto Monzón, la calle Aquidabán, ojalá no cambien su nombre más adelante)
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domingo, 23 de enero de 2011
EL CAMINO DEL ARCO PAULO COELHO
El Camino Del Arco
Coelho, Paulo
Published: 2008
Una oración sin objetivo es como una flecha sin arco.
Un objetivo sin oración es como un arco sin flecha.
Ella Wheeler Wilcox
Tetsuya.
El chico miró asustado al extranjero.
-Nadie en esta ciudad ha visto jamás a Tetsuya con un arco en las
manos -respondió-.
Todos sabemos que trabaja en carpintería.
-Puede que haya desistido, que se haya acobardado; no me importa -
insistió el extranjero-. Pero no puede ser considerado el mejor arquero
del país si ha abandonado su arte. Por eso he hecho un viaje de tantos días:
para desafiarlo y terminar con una fama que ya no merece.
El chico vio que de nada le serviría seguir discutiendo. Era mejor llevarlo
hasta el carpintero para que viera con sus propios ojos que estaba
engañado.
Tetsuya estaba trabajando en la oficina situada en los bajos de su casa.
Se dio la vuelta para ver quién llegaba, y se le congeló la sonrisa. Sus ojos
se quedaron fijos en la bolsa alargada que llevaba consigo el extranjero.
-Es exactamente lo que está pensando -dijo el recién llegado-. No he
venido para humillar ni para provocar al hombre que se convirtió en una
leyenda. Tan sólo quiero demostrar que, tras años y años de práctica, he
conseguido llegar a la perfección.
Tetsuya respondió que tenía que volver a su trabajo: estaba terminando
de colocar las patas de una mesa.
-Un hombre que sirvió de ejemplo a toda una generación, no puede
desaparecer como usted desapareció -continuó el extranjero-. He seguido
sus enseñanzas, he procurado respetar el camino del arco, y merezco que
me vea disparar. Si lo hace, me iré por donde vine y no diré a nadie dónde
se encuentra el mayor de todos los maestros.
El extranjero sacó de su bolsa un arco largo, hecho de bambú barnizado,
con la empuñadura un poco más abajo del centro. Hizo una reverencia
a Tetsuya, caminó hasta el jardín e hizo otra reverencia hacia un lugar
determinado. Acto seguido, disparó una flecha ornamentada con plumas
de águila, abrió las piernas para tener una base firme para disparar, con
una mano llevó el arco hasta delante de su rostro, y con la otra colocó la
flecha.El chico miraba con una mezcla de alegría y miedo. Tetsuya, a su
vez, había interrumpido su trabajo y miraba al extranjero con curiosidad.
El hombre llevó el arco -ya con la flecha sobre la cuerda- hasta el centro
de su pecho. Lo levantó por encima de la cabeza y, a medida que bajaba
las manos, comenzó a abrirlo.
Cuando llegó con la flecha a la altura de su rostro, el arco ya estaba
completamente extendido. Por un momento que pareció durar una eternidad,
arquero y arco permanecieron inmóviles. El chico miraba hacia el
punto donde apuntaba la flecha, pero no veía nada.
De repente, la mano de la cuerda se abrió, el brazo fue empujado hacia
atrás, el arco dibujó un elegante giro con la otra mano, y la flecha se perdió
de vista para volver a aparecer a lo lejos.
-Ve y cógela -dijo Tetsuya.
El chico volvió con la flecha. Había atravesado una cereza que estaba
en el suelo, a cuarenta metros de distancia.
Tetsuya hizo una reverencia al arquero, fue a un rincón de su carpintería,
y cogió una especie de madera fina, de delicadas curvas, envuelta en
una larga cinta de cuero. Desenrolló la cinta sin ninguna prisa y descubrió
un arco semejante al del extranjero, con la diferencia de que parecía
haber tenido bastante más uso.
-No tengo flechas, así que necesitaré una de las tuyas. Haré lo que me
pides, pero tendrás que mantener la promesa que has hecho: jamás revelarás
el nombre de la aldea donde vivo. "Si alguien preguntara por mí, le
dirás que fuiste al fin del mundo en mi busca, hasta que descubriste que
me había mordido una cobra y había muerto dos días más tarde."
El extranjero asintió y le tendió una de sus flechas.
Apoyando en la pared uno de los extremos del largo arco de bambú, y
haciendo un esfuerzo considerable, Tetsuya colocó la cuerda. A continuación,
sin decir nada, salió en dirección a las montañas.
El extranjero y el chico lo acompañaron. Caminaron durante una hora
hasta llegar a una hendidura entre dos rocas, por donde corría un caudaloso
río. El lugar sólo se podía cruzar a través de un puente de cuerda
medio podrido y a punto de caerse.
Con toda tranquilidad, Tetsuya se plantó en mitad del puente, que se
balanceaba peligrosamente, hizo una reverencia a algún lugar del otro lado,
armó el arco tal y como lo había hecho el extranjero, lo levantó, lo llevó
hasta su pecho y disparó.
El chico y el extranjero vieron que la flecha había atravesado un melocotón
maduro, que se encontraba a veinte metros del lugar.
-Tú alcanzaste una cereza, yo alcancé un melocotón -dijo Tetsuya,
mientras volvía a la seguridad del margen del río-. La cereza es menor.
"Tú alcanzaste tu objetivo a cuarenta metros, y el mío estaba a la mitad
de esa distancia. Estás, por lo tanto, en condiciones de repetir lo que he
hecho yo. Ven aquí, ponte en mitad del puente, y haz lo mismo."
Aterrorizado, el extranjero caminó hasta mitad del puente medio podrido,
sin apartar la vista del despeñadero bajo sus pies. Hizo los mismos
gestos rituales y disparó en dirección al melocotonero, pero la flecha
pasó a mucha distancia.
Al volver al margen, tenía la cara blanca.
-Tienes habilidad, tienes dignidad, y tienes postura -dijo Tetsuya-. Conoces
bien la técnica y dominas el instrumento, pero no dominas tu mente.
Sabes disparar cuando todas las circunstancias te son favorables, pero
cuando estás en un terreno peligroso, no das en el blanco. El arquero, sin
embargo, no siempre puede escoger su campo de batalla, de modo que
vuelve a comenzar tu entrenamiento y prepárate para situaciones desfavorables.
"Continúa en el camino del arco, pues es el recorrido de una vida.
Pero aprende que un tiro correcto y certero es muy diferente a un tiro
con paz en el alma."
El extranjero hizo una vez más una larga reverencia, colocó su arco y
flechas en la bolsa alargada que cargaba al hombro, y partió.
En el camino de vuelta, el chico estaba exultante.
-¡Lo has humillado, Tetsuya! ¡Cómo se ve que eres el mejor!
-No debemos juzgar a las personas sin antes aprender a oírlas y respetarlas.
El extranjero era un hombre bueno: no me humilló, no intentó demostrar
que era mejor, aunque diera esa impresión. Quería mostrar su
arte y verlo reconocido, pese a que pareciera estar desafiándome.
"Además, forma parte del camino del arco enfrentarse de vez en cuando
a pruebas inesperadas, y justamente eso fue lo que el extranjero me ha
permitido hacer hoy."
-Él dijo que tú eras el mejor de todos. Yo no sabía que eras un maestro
en el tiro con arco. Si es así, ¿por qué trabajas en una carpintería?
-Porque el camino del arco sirve para todo, y mi sueño era trabajar con
madera. Además, un arquero que sigue este camino no necesita ni arco,
ni flecha, ni blanco.
-Nunca pasa nada interesante en esta aldea, y de repente me doy cuenta
de que estoy delante de un maestro en un arte por el que ya nadie se
interesa -dijo el chico, con los ojos encendidos-. ¿Y qué es el camino del
arco? ¿Me lo puedes enseñar?
-Enseñar no es difícil. Puedo hacerlo en menos de una hora, en cuanto
lleguemos de vuelta a la aldea. Lo difícil es practicar todos los días, hasta
conseguir la precisión necesaria.
Los ojos del chico parecían implorar una respuesta afirmativa. Tetsuya
caminó en silencio durante casi quince minutos. Cuando volvió a hablar,
su voz parecía más joven.
-Hoy estoy contento: he honrado al hombre que, hace muchos años,
me salvó la vida. Por ello, te daré todas las reglas necesarias, pero no podré
hacer nada más que eso. Si entiendes lo que te estoy diciendo, podrás
usar estas enseñanzas para lo que desees. "Hace apenas unos minutos,
me llamaste maestro. ¿Qué es un maestro? Yo te respondo: no es aquél
que enseña algo, sino quien inspira al alumno a dar lo mejor de sí para
descubrir un conocimiento que ya tiene en el alma."
Y en cuanto hubieron bajado de la montaña, Tetsuya le explicó el camino
del arco.
2. LOS ALIADOS
El arquero que no comparte con otros la alegría del arco y de la flecha, jamás
conocerá sus propias cualidades y defectos.
Por lo tanto, antes de ponerte a buscar nada, búscate aliados: gente que
se interesa por lo que estás haciendo.
No digo: "busca otros arqueros." Digo: encuentra personas con diferentes
habilidades, porque el camino del arco no es diferente de cualquier
otro camino que se sigue con entusiasmo.
Tus aliados no serán necesariamente aquellas personas a quienes todos
miran, ante quienes se deslumbran y de quienes afirman: "no hay nadie
mejor." Muy al contrario: serán aquéllos que no temen errar, y sin embargo
yerran. Por ello, su trabajo no siempre es reconocido. Pero es esa clase
de persona la que transforma el mundo, la que, tras muchos errores, consigue
acertar en algo que marcará un antes y un después en su
comunidad.
Son personas que no pueden quedarse esperando los acontecimientos
para después tomar la mejor decisión: ellos deciden a medida que actúan,
aun sabiendo los riesgos que con ello corren.
Convivir con estas personas es importante para un arquero, porque éste
necesita entender que, antes de colocarse frente al blanco, debe ser lo
bastante libre para cambiar de dirección a medida que lleva la flecha hacia
delante de su pecho.
Cuando abre la mano y suelta la cuerda, debe decirse a sí mismo:
"mientras abría el arco, recorrí un largo camino. Ahora suelto esta flecha
con la conciencia de que he arriesgado lo suficiente y he dado lo mejor de
mí."
Los mejores aliados son aquéllos que no piensan como los demás. Por
eso, cuando busques compañeros para compartir con ellos el entusiasmo
del tiro, sigue tu intuición y no te dejes llevar por los comentarios ajenos.
Las personas siempre juzgan a los demás poniendo como modelo sus
propias limitaciones, y a veces la opinión de la comunidad está llena de
prejuicios y temores.
Únete a los que experimentan, arriesgan, caen, se hieren y vuelven a
arriesgar.Apártate de quienes afirman verdades, critican a quienes no
piensan como ellos, jamás dan un paso sin tener la seguridad de que se
les respetará por ello, y prefieren tener certezas a tener dudas.
Únete a los que se exponen y no temen ser vulnerables: ellos entienden
que las personas sólo podemos mejorar cuando vemos lo que hace el
prójimo, no con el fin de juzgarlo sino para admirarlo por su dedicación
y coraje.
Tal vez pienses que el tiro con arco no puede interesar a un panadero o
a un agricultor, pero yo te digo: ellos ven, aprenden, y ponen lo que
aprenden en aquello que están haciendo.
Tú harás lo mismo: aprenderás como el buen panadero a usar las manos
y a saber la mezcla exacta de los ingredientes.Aprenderás como el
agricultor a tener paciencia, a trabajar duro, a respetar las estaciones, y a
no blasfemar contra las tormentas, pues ello sería una pérdida de tiempo.
Únete a los que son flexibles como la madera de tu arco y entienden
las señales del camino. Son personas que no dudan en cambiar de rumbo
cuando se topan con un obstáculo insalvable, o cuando vislumbran una
oportunidad mejor.
Tales son las cualidades del agua: pasar entre las rocas, adaptarse al
curso del río y transformarse a veces en un lago hasta que la depresión
está rebosando y puede seguir su curso. Porque el agua no olvida que su
destino es el mar, y que tarde o temprano deberá llegar a él.
Únete a los que jamás dijeron: "se acabó, aquí me detengo". Porque así
como al invierno le sigue la primavera, nada termina: después de alcanzar
tu objetivo hay que comenzar de nuevo, empleando en todo momento
lo que aprendiste en el camino.
Únete a los que cantan, cuentan historias, disfrutan la vida, y tienen
alegría en los ojos. Porque la alegría es contagiosa, y siempre consigue
evitar que nos dejemos paralizar por la depresión, la soledad y las
dificultades.
Únete a los que hacen su trabajo con entusiasmo. Pero para poder serles
útil como ellos te son útiles a ti, debes saber cuáles son tus herramientas,
y cómo puedes perfeccionar tus habilidades.
Por tanto, ha llegado el momento de conocer tu arco, tu flecha, tu blanco
y tu camino.
3. EL ARCO
El arco es la vida: dale toda tu energía.
La flecha partirá un día.
El blanco está lejos.
Pero el arco permanecerá siempre contigo, y hay que saber cuidarlo.
Necesita períodos de inactividad: un arco siempre armado, en estado
de tensión, pierde su potencia. Por tanto, déjalo que repose y recupere su
firmeza.Así, cuando estires la cuerda, estará contento y con su fuerza
intacta.
El arco no tiene conciencia: es un prolongamiento de la mano y el deseo
del arquero. Sirve para matar o para meditar. Por ello, sé siempre claro
en tus intenciones.
Un arco tiene flexibilidad, pero también tiene un límite. Un esfuerzo
más allá de su capacidad lo romperá, o dejará exhausta la mano que lo
sostiene. Por lo tanto, procura estar en armonía con tu instrumento y no
le exijas más de lo que te puede dar.
Un arco o bien reposa o bien se tensa en la mano del arquero. Pero la
mano no es sino el lugar donde se concentran todos los músculos del
cuerpo, todas las intenciones del tirador, todo el esfuerzo para el tiro. Por
lo tanto, para mantener con elegancia el arco abierto, haz que cada parte
dé sólo lo necesario, y no disperses tus energías.
De este modo, podrás disparar muchas flechas sin cansarte.
Para entender tu arco, es preciso que se convierta en parte de tu brazo
y sea una extensión de tu pensamiento.
4. LA FLECHA
La flecha es el intento.
Es lo que une la fuerza del arco con el centro del blanco.
El intento tiene que ser cristalino, recto, bien equilibrado. Una vez haya
partido no volverá, por lo que, si los movimientos que llevaron hasta
el tiro no fueron precisos y correctos, es mejor interrumpirlo que actuar
precipitadamente sólo porque el arco ya estaba tenso y el blanco,
esperando.
Pero jamás dejes de soltar la flecha si lo único que te detiene es el miedo
a errar. Si has hecho los movimientos correctos, abre la mano y suelta
la cuerda. Aunque no des en el blanco, sabrás afinar la puntería la próxima
vez.
Si no te arriesgas, nunca sabrás qué cambios eran necesarios.
Cada flecha deja un recuerdo en tu corazón, y es la suma de estos recuerdos
lo que te hará disparar cada vez mejor.
5. EL BLANCO
El blanco es el objetivo a alcanzar.
Fue escogido por el arquero, pero está lejos, y no podemos jamás culparlo
si no lo alcanzamos. En eso reside la belleza del camino del arco:
nunca puedes disculparte diciendo que el adversario era más fuerte.
Tú escogiste tu blanco y eres responsable de él.
El blanco puede ser mayor o menor, estar a la derecha o a la izquierda,
pero tú siempre tienes que colocarte frente a él, respetarlo y hacer que se
aproxime mentalmente. Sólo cuando se encuentre en la punta de tu flecha
debes soltar la cuerda.
Si ves el blanco como enemigo, podrás quizá acertar el tiro, pero no
conseguirás mejorarte en nada a ti mismo. Te pasarás la vida intentando
colocar una simple flecha en el centro de una cosa de papel o madera, lo
que es absolutamente inútil. Y cuando estés en compañía, te quejarás de
que no haces nada interesante.
Por eso, debes escoger tu blanco, dar lo mejor de ti para alcanzarlo, y
mirarlo siempre con respeto y dignidad: sé consciente de lo que significa,
y de cuánto esfuerzo, entrenamiento e intuición has necesitado.
Cuando mires al blanco, no te concentres sólo en él, sino en todo lo
que sucede a tu alrededor, porque la flecha, al ser disparada, se encontrará
con factores con los que tú no cuentas, como el viento, el peso o la
distancia.
Tienes que entender el blanco. Debes preguntarte constantemente: "si
yo soy el blanco, ¿dónde estoy? ¿Cómo puedo ser alcanzado de modo
que dé al arquero la honra que merece?"
Porque un blanco sólo existe en la medida en que existe el arquero. Lo
que justifica su existencia es el deseo del arquero de alcanzarlo. Sin él, sería
una cosa muerta, un pedazo de papel o madera al que nadie prestaría
atención.
Así, de la misma manera que la flecha busca el blanco, el blanco también
busca la flecha, porque es ella la que da sentido a su existencia: ya
no es un pedazo de papel, sino el centro del mundo de un arquero.
6. LA POSTURA
Una vez se ha entendido el arco, la flecha y el blanco, hay que tener serenidad
y elegancia para aprender la práctica del tiro.
La serenidad viene del corazón. Aunque muchas veces lo atormenta la
inseguridad, el corazón sabe que, a través de una postura correcta, conseguirá
dar lo mejor de sí.
La elegancia no es algo superficial, sino la manera que encontró el
hombre para honrar la vida y el trabajo. Por eso, cuando a veces sientes
que la postura te incomoda, no debes pensar que es falsa o artificial: es
verdadera porque es difícil.
Hace que el blanco se sienta honrado por la dignidad del arquero.
La elegancia no consiste en la postura más cómoda, sino en la más adecuada
para que el tiro sea perfecto.
La elegancia se logra cuando se descarta todo lo superfluo y el arquero
descubre la simplicidad y la concentración: cuanto más simple y sobria
sea la postura, más bella será.
La nieve es bonita porque tiene un solo color, el mar es bonito porque
parece una superficie plana. Pero tanto el mar como la nieve son profundos
y conocen sus cualidades.
7. CÓMO SUJETAR LA FLECHA
Sujetar la flecha es estar en contacto con su intención.
Hay que mirarla en toda su longitud, ver si las plumas que guían su
vuelo están bien colocadas, verificar la punta y cerciorarse de que está
afilada, y comprobar que está recta y no quedó curvada o dañada en un
tiro anterior.
La flecha, con su simplicidad y liviandad, puede parecer frágil, pero la
fuerza del arquero consigue que pueda llevar consigo la energía de su
cuerpo y de su mente.
Cuenta la leyenda que una simple flecha fue capaz de hundir un navío:
el hombre que la disparó sabía dónde se hallaba la parte más delgada
de la madera, con lo que abrió un agujero que permitió que entrara el
agua en la bodega sin hacer ruido y acabó así con la amenaza de invasión
que pendía sobre su aldea.
La flecha es la intención que deja la mano del arquero y parte en dirección
al blanco. Por lo tanto, es libre en su vuelo, y seguirá el camino que
le fue destinado en el momento del tiro.
Será tocada por el viento y por la gravedad, pero eso es parte de su recorrido:
una hoja no deja de ser hoja porque una tormenta la arranque
del árbol.
Así es la intención del hombre: perfecta, recta, afilada, firme, certera.
Nadie la puede detener cuando cruza el espacio que la separa de su
destino.
8. CÓMO SUJETAR EL ARCO
Ten calma y respira profundamente.
Todos tus movimientos son percibidos por tus aliados, que te ayudarán
en lo que sea necesario.
Pero no olvides que también el adversario está observando, y conoce
la diferencia entre la mano firme y la mano trémula: por lo tanto, si estás
tenso, respira hondo, pues eso te ayudará a concentrarte en todas las etapas
del tiro.
En el momento en que sujetas el arco y lo colocas, con elegancia, delante
del cuerpo, repasa mentalmente cada etapa que te llevó a preparar el
tiro.
Pero hazlo sin tensión, pues es imposible tener todas las reglas en la
cabeza. Y con el espíritu tranquilo, a medida que repases cada etapa, te
darás cuenta de cuáles fueron los momentos más difíciles, y de cómo los
superaste.
Eso te dará confianza, y tu mano dejará de temblar.
9. CÓMO TENSAR LA CUERDA
El arco es un instrumento de música y es en la cuerda donde se manifiesta
su sonido.
La cuerda es grande, pero la flecha la toca sólo en un pequeño punto, y
es en este punto donde debe concentrarse toda la sabiduría y experiencia
del arquero.
Si este punto se inclina un poco a la derecha, o un poco a la izquierda,
si está por encima o por debajo de la línea de tiro, nunca se alcanzará el
objetivo.
Por lo tanto, al tensar la cuerda, sé como el músico que toca su
instrumento.
En la música, el tiempo es más importante que el espacio: un conjunto
de notas colocadas en línea no quiere decir nada, pero quien lee lo que
allí está escrito es capaz de transformar esta línea en sonidos y compases.
Así como el arquero justifica la existencia del blanco, la flecha justifica
la existencia del arco: puedes lanzar una flecha con la mano, pero un arco
sin flecha no tiene ninguna utilidad. Por lo tanto, cuando abras los brazos,
no pienses que estás estirando el arco.
Piensa que la flecha es el centro, inmóvil, y tú estás haciendo que arco
y cuerda se le aproximen por los extremos hasta tocarla con cuidado y
pedirle que cooperen contigo.
10. CÓMO MIRAR EL BLANCO
Muchos arqueros se quejan de que, a pesar de haber practicado el arte
del tiro durante años, aún sienten que el corazón se les dispara de ansiedad,
que les tiembla la mano, que les falla la puntería.
Tienen que entender que aunque un arco o una flecha no pueden cambiar
nada, el arte del tiro hace que nuestros errores sean más evidentes.
El día que no sientas amor por la vida, tu tiro será confuso,
complicado.
Verás que estás sin fuerza suficiente para estirar al máximo la cuerda y
que no consigues hacer que el arco se curve como debe.
Esa mañana, cuando veas que tu tiro es confuso, intenta descubrir qué
provocó tal imprecisión. Ello hará que tengas que enfrentarte a un problema
que te incomoda, pero que hasta entonces estaba oculto.
También sucede lo contrario: tu tiro es seguro, la cuerda suena como
un instrumento musical, los pájaros cantan alrededor. Entonces te darás
cuenta de que estás dando lo mejor de ti mismo.
Mientras tanto, no te dejes llevar por los tiros de la mañana, sean éstos
precisos o inseguros. Te quedan aún muchos días por delante, y cada flecha
es una vida en sí misma.
Aprovecha los malos momentos para descubrir qué te hace temblar.
Aprovecha los buenos momentos para encontrar el camino que ha de
llevarte a la paz interior.
Pero que ni temor ni alegría te detengan: el camino del arco es un camino
sin fin.
11. EL MOMENTO DE DISPARAR
Existen dos tipos de tiro.
El primero es aquél que se da con precisión, pero sin alma. En este caso,
aunque el arquero tenga un gran dominio de la técnica, se concentra
exclusivamente en el blanco, y por eso no ha evolucionado, se ha vuelto
repetitivo, no ha conseguido crecer, y un día dejará el camino del arco,
pues siente que se ha convertido en una rutina.
El segundo tiro es el que se da con el alma. Cuando la intención del arquero
se transforma en el vuelo de la flecha, su mano se abre en el momento
justo, el sonido de la cuerda hace que los pájaros canten, y el gesto
de disparar a algo en la distancia provoca, paradójicamente, un retorno y
un encuentro con uno mismo.
Tú sabes el esfuerzo que costó abrir el arco, respirar hondo, concentrarte
en tu objetivo, tener clara tu intención, mantener la elegancia de la
postura, respetar el blanco.
Pero también debes comprender que nada en este mundo permanece
con nosotros por mucho tiempo: en algún momento tu mano tendrá que
abrirse y dejar que tu intención siga su destino.
Por lo tanto, la flecha tiene que partir, por más amor que sientas por
cada paso que te llevó a la postura elegante y a la posición correcta, y por
más que admires sus plumas, su punta, su forma.
Pero no podrá partir antes de que el arquero esté listo para el disparo,
pues su vuelo sería muy corto. No puede partir después de que haya alcanzado
la postura y concentración exactas, porque el cuerpo no resistiría
el esfuerzo y la mano comenzaría a temblar.
Tiene que partir en el momento en que el arco, el arquero y el blanco
se encuentran en el mismo punto del universo: eso se llama inspiración.
12. LA REPETICIÓN
El gesto es la encarnación del verbo. En otras palabras, una acción es un
pensamiento que se manifiesta.
Un pequeño gesto nos denuncia, de modo que tenemos que perfeccionar
todo, pensar en los detalles, aprender la técnica de tal manera que se
vuelva intuitiva. La intuición no tiene nada que ver con la rutina, sino
con un estado espiritual más allá de la técnica.
Así, después de mucho practicar, ya no pensamos en todos los movimientos
necesarios. Éstos pasan a formar parte de nuestra propia existencia.
Pero para eso hay que entrenar y repetir.
Y, si no fuera suficiente, entrenar y repetir.
Observa a un buen herrero trabajando el acero. Para el ojo inexperto,
no hace sino repetir los mismos martillazos.
Pero quien conoce el camino del arco, sabe que cada vez que levanta el
martillo y lo hace descender, la intensidad del golpe es diferente. La mano
repite el mismo gesto, pero conforme se acerca al hierro, sabe que debe
tocarlo con más dureza o con más suavidad.
Así es con la repetición: aunque parezca igual, siempre es distinta.
Observa el molino. Para quien ve sus aspas sólo una vez, parece girar
siempre con la misma velocidad, repitiendo el mismo movimiento.
Pero quien conoce los molinos sabe que están condicionados por el
viento, y cambian de dirección siempre que hace falta.
La mano del herrero se entrenó repitiendo miles de veces el gesto de
martillear. Las aspas del molino son capaces de moverse con velocidad
después de que el viento haya soplado mucho y haya hecho que se limpien
sus engranajes.
El arquero permite que muchas flechas pasen lejos de su objetivo, porque
sabe que sólo aprenderá la importancia del arco, de la postura, de la
cuerda y del blanco después de repetir sus gestos miles de veces, sin
miedo a errar.
Los verdaderos aliados jamás lo criticarán, porque saben que el entrenamiento
es necesario y es la única manera de perfeccionar su instinto y
su tiro.
Hasta que por fin llega el momento en que ya no hace falta pensar en
lo que se está haciendo. A partir de ahí, el arquero pasa a ser su arco, su
flecha y su blanco.
13. CÓMO OBSERVAR EL VUELO DE LA FLECHA
Una vez que la flecha ha sido disparada, no queda nada que el arquero
pueda hacer, si no es acompañar su recorrido en dirección al blanco. A
partir de este momento, la tensión necesaria para el tiro ya no tiene razón
de existir.
Por lo tanto, el arquero mantiene los ojos fijos en el vuelo de la flecha,
pero su corazón reposa, y él sonríe.
La mano que soltó la cuerda es empujada hacia atrás, la mano del arco
hace un movimiento de expansión, el arquero es forzado a abrir los brazos
y enfrentarse, a pecho descubierto, a las miradas de sus aliados y de
sus adversarios.
En este momento, si entrenó lo suficiente, si consiguió desarrollar su
instinto, si mantuvo la elegancia y la concentración durante todo el proceso
del tiro, sentirá la presencia del universo y verá que su acción ha sido
justa y merecida.
La técnica hace que las dos manos estén listas, que la respiración sea
precisa, que los ojos se puedan fijar en el blanco. El instinto hace que el
momento del tiro sea perfecto.
Quien pase cerca y vea al arquero de brazos abiertos, con los ojos
acompañando a la flecha, pensará que no está haciendo nada. Pero los aliados
saben que la mente de quien realizó el tiro ha cambiado de dimensión,
está ahora en contacto con todo el universo: continúa trabajando,
aprendiendo todo aquello que el tiro ha traído de positivo, corrigiendo
eventuales errores, aceptando sus cualidades, esperando a ver cómo reacciona
el blanco al ser alcanzado.
Cuando el arquero tensa la cuerda, puede ver el mundo entero dentro
de su arco.
Cuando acompaña el vuelo de la flecha, este mundo se le hace más
próximo, lo acaricia, y hace que tenga la sensación perfecta del deber
cumplido.
Cada flecha vuela de manera diferente. Tira mil flechas: cada una te
mostrará un recorrido distinto. Ése es el camino del arco.
14. EL ARQUERO SIN ARCO, SIN FLECHA, SIN BLANCO
El arquero aprende cuando olvida las reglas del camino del arco y pasa a
actuar basándose sólo en su instinto. Pero para olvidar las reglas antes
hay que conocerlas y respetarlas.
Cuando alcanza este estado, ya no necesita de los instrumentos que lo
ayudaron a aprender. Ya no necesita del arco, ni de las flechas, ni del
blanco, porque el camino es más importante que aquello que lo llevó a
caminar.
De la misma forma, llega el momento en que el alumno que está
aprendiendo a leer se libera de las letras aisladas y pasa a crear palabras
con ellas.
Sin embargo, si las palabras estuviesen todas unidas, no tendrían sentido
o dificultarían mucho su comprensión: es necesario que existan espacios
entre las palabras.
Es necesario que, entre una acción y la siguiente, el arquero recuerde
todo lo que hizo, converse con sus aliados, descanse y se sienta alegre
por el hecho de estar vivo.
El camino del arco es el camino de la alegría y del entusiasmo, de la
perfección y del error, de la técnica y del instinto.
Pero sólo lo aprenderás a medida que vayas tirando tus flechas.
15.
Cuando Tetsuya terminó de hablar, estaban ya a la puerta de la
carpintería.
-Gracias por la compañía -le dijo al chico.
Pero éste no se movió.
-¿Cómo puedo saber si lo hago bien? ¿Cómo estar seguro de que tengo
la mirada concentrada, la postura elegante, el arco sujeto de manera
correcta?
-Mentaliza la idea de un maestro perfecto que está siempre a tu lado, y
haz todo lo posible por reverenciarlo y honrar sus enseñanzas. Ese maestro,
a quien muchos llaman Dios, otros llaman "algo", y otros llaman talento,
siempre nos mira. Él no merece sino lo mejor.
"Acuérdate también de tus aliados: debes apoyarlos, pues ellos te ayudarán
cuando lo necesites. Procura desarrollar el don de la bondad: este
don te permite estar siempre en paz con tu corazón. Pero sobre todo, no
olvides esto: lo que te he dicho tal vez sean palabras inspiradas, pero sólo
tendrán sentido si las experimentas."
Tetsuya extendió la mano para despedirse, pero el chico lo retuvo:
-Sólo una cosa más: ¿cómo aprendiste a disparar?
Tetsuya reflexionó un poco: ¿valía la pena contarlo? Pero como aquél
había sido un día especial, terminó abriendo la puerta de su oficina.
-Voy a hacer té. Y voy a contarte la historia. Pero tendrás que prometerme
lo mismo que le pedí al extranjero: jamás hables con nadie sobre
mi habilidad.
Entró, encendió la luz, volvió a envolver su arco con la larga cinta de
cuero y lo puso en un lugar discreto: si por casualidad alguien lo encontrase,
pensaría que era un pedazo retorcido de bambú. Fue a la cocina,
preparó el té, se sentó con el chico y comenzó su historia.
16. LA HISTORIA DE TETSUYA
-Hace un tiempo trabajaba para un gran señor que vivía no lejos de aquí.
Era el encargado de cuidar sus establos. Pero como el señor siempre estaba
de viaje, yo tenía mucho tiempo libre y decidí dedicarme a lo que consideraba
la verdadera razón de vivir: la bebida y las mujeres.
"Un buen día, después de varias noches en blanco, sentí un vértigo y
caí en mitad del campo. Pensé que iba a morir y me rendí. Pero un hombre
a quien jamás había visto pasó por el camino, se apiadó de mí, me
llevó a su casa -en un lugar muy lejos de aquí- y cuidó de mí durante varios
meses. Mientras reposaba, lo veía ir todas las mañanas al campo con
su arco y sus flechas."
"Cuando me hube recuperado, le pedí que me enseñase el arte del arco;
era mucho más interesante que cuidar caballos. Pero él me respondió
que me había acercado mucho a la muerte, y ahora no podía alejarla: había
causado demasiado daño a mi cuerpo físico y ahora la muerte estaba
a dos pasos de mí."
" Si yo quería aprender, era sólo para que la muerte no me tocase. Un
hombre de un país lejano, al otro lado del océano, le había enseñado que
era posible desviarse por un tiempo del camino que lleva al precipicio de
la muerte. Pero en mi caso, debía ser consciente por el resto de mis días
de que estaba caminando al borde de ese abismo y en cualquier momento
podía caer en él."
"Me enseñó entonces el camino del arco. Me presentó a sus aliados, me
obligó a participar en competiciones, y enseguida mi fama se extendió
por todo el país. Cuando vio que ya había aprendido lo suficiente, me
quitó las flechas y el blanco, y sólo me dejó el arco como recuerdo. Me dijo
que empleara todas sus enseñanzas en algo que realmente me llenase
de entusiasmo."
"Le dije que lo que más me gustaba era la carpintería. Él me bendijo y
me pidió que partiese y me dedicase a lo que me gustaba hacer, antes de
que mi fama como arquero terminase por destruirme o me llevase de
vuelta a mi vida anterior."
" Desde entonces, trabo a cada segundo una lucha contra mis vicios y
mi autocompasión.
Tengo que estar concentrado, mantener la calma, hacer con amor el
trabajo que escogí, y jamás tener apego al momento presente. Porque la
muerte sigue todavía muy cerca de mí, el abismo está a mi lado y yo camino
por el borde."
17.
Tetsuya no añadió que la muerte está siempre cerca de todos los seres vivos:
el chico era todavía muy joven y no tenía por qué pensar en eso. Tetsuya
tampoco le dijo que cada etapa del camino del arco estaba presente
en cualquier actividad humana.
En cuanto hubo bendecido al chico, de la misma manera que él mismo
había sido bendecido muchos años atrás, le pidió al chico que se fuera,
porque había sido un día muy largo y tenía que dormir.
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